034 - Non-fiction fiction

Lee hasta abajo la carta definitiva de amor a los pulpos

Tu vida te pertenece.1 Eso lo tenemos bien claro. Ahora, ¿qué tanto de la historia de tu vida es realmente … tuya? ¿Qué tan ético o legal es escuchar la anécdota de alguien, cambiar ligeramente los nombres y detalles, y publicar ficción con base en los datos clave? ¿Conservarías algún derecho? ¿Deberían de compartirte regalías? ¿Sería un acto extremadamente egoísta y nefasto?2

No tengo la respuesta a todas esas preguntas—excepto a la última, que es un rotundo “sí.” Sin embargo, eso es, más o menos, la historia detrás del relato corto de ficción “Cat Person,” publicado en 2017 por la revista The New Yorker. Todavía recuerdo el día que salió, en plena cúspide del movimiento #MeToo; el internet —global, en realidad, no sólo un nicho anglo— se volvió loco por él, en particular gracias a su fuerte denuncia de las peores partes de las relaciones sentimentales, post-redes sociales.

No obstante, desde el momento de la primera lectura, algo en la historia se sintió raro: los pormenores biográficos de la relación entre ambos personajes centrales eran demasiado detallados y se sentían ajenos a la trama; cinematográficos, o, incluso, un tanto autobiográficos. No por nada, en decenas de ocasiones, la autora tuvo que negar que el relato fuera basado en sus experiencias.

Como siempre, la verdad superó a la ficción. “Cat Person” no es autobiográfico. Es basado en la historia verdadera de alguien más. La semana pasada, Alexis Nowicki —también escritora— publicó en Slate un ensayo donde desarrolla, con lujo de pruebas y plot twists, cómo el cuento está basado en su relación con un hombre llamado Charles, y la forma en la que su conexión con él llegó a manos de la autora oficial, Kristen Roupenian, quien los convirtió en “Margot y Robert.”

Esto no sería mucho más que un pie de página de la historia literaria si “Cat Person” no se hubiese hecho viral. Pero sucedió, y Roupenian obtuvo un contrato de más de un millón de dólares para desarrollar dos libros con base en el éxito de su debut, además de que la historia será adaptada a una película estelarizada por Emilia Jones y Nicholas Braun (aka Cousin Greg en Succession, más sobre él debajo).

Obviamente, Nowicki no consintió al uso (¡con fines de lucro!) de su historia íntima y personal, ni recibió algo más que una carta evasiva de Roupenian como respuesta a la publicación de su ensayo, en donde ni siquiera se percibe un arrepentimiento genuino por parte de la autora.

Este tipo de casos no son nada nuevo en la literatura. Como LitHub detalla en una cronología del “plagio” de experiencias a lo largo de la historia, “tanto el autor de memorias como el novelista se inspiran inevitablemente en las personas que han conocido y las utilizarán para satisfacer sus propósitos.” La diferencia es que, si el único hilo narrativo de tu historia es la experiencia de otros, quizá la obra no es tan tuya como crees.

Nowicki, en su ensayo, expone con muchísimo más cuidado, aptitud y empatía lo que fue una experiencia traumática lidiando con los actos egoístas de los demás, y de paso nos cuenta de forma más convincente—e irresistible— la historia real de Alexis y Charles, la cual supera con creces la ficción de Margot y Robert. ¿Por qué? Esa pregunta sí la puedo responder. A lo mejor porque es su vida, y no la de alguien más.

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  • ⚡️ Si llegaste hasta aquí: En este espacio ya hemos hablado de las peculiaridades de los pulpos y, para ser francos, mi admiración sólo creció cuando vimos My Octopus Teacher hace unos meses. Por eso, este rant de 10 minutos de John Oliver sobre el tema fue como catnip para un servidor. ¿Suena aburrido? ¡Claro! ¿Lo está? ¡Un poco! ¿Me reí mil veces y aprendí mil cosas más sobre los moluscos cefalópodos octopodiformes? ¡Por supuesto!

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